jueves, 4 de diciembre de 2008

UNA VIDA MÁS LARGA Y CON BUENA SALUD HASTA EL FINAL



Por: Jane E. BrodyThe New York Times


No hace falta ser director funerario para haber notado el marcado aumento en la longevidad de muchas vidas estadounidenses.
Los obituarios en cualquier periódico muestran un número cada vez mayor de personas que dejan este mundo ya entrados en los ochenta o noventa años de edad, llegando incluso a 100 años o más.El segmento de mayor crecimiento de la población (estadounidense) consiste de personas mayores de 85 años de edad, y para el año 2050 aproximadamente 800 mil estadounidenses habrán celebrado su cumpleaños número 100.Quienes pronostican lo peor consideran que esta es una tendencia aterradora, destinada a dejar en la bancarrota al Seguro Social y el plan de Salud Medicare en Estados Unidos, además que abrumaría la capacidad de médicos e instalaciones médicas para brindarle cuidado a la pujante población de los más viejos de los viejos.Sin embargo, existe cada vez más evidencia apuntando a que la carga social del aumento en la longevidad no tiene que ser tan drástica. Estudios en el largo plazo han demostrado que la forma en que vive la gente representa más de la mitad de la diferencia del nivel de salud y firmeza que conservará hasta un punto muy cercano al final.








EJEMPLOS


Muchas personas de edad avanzada han asumido "derechos de alarde" con respecto a su edad y lo que ellos aún pueden lograr pese a ella, como escribió Michael Kinsley en "The New Yorker", en abril.En una piscina del centro de Los Ángeles, Kinsley se encontró ante un desconocido que interrumpió sus vueltas durante el tiempo suficiente para decir "tengo 90 años de edad".Este hombre, Richard Ibáñez, juez retirado, murió a los 97 años, pero nadó cada mañana hasta la última semana de su vida, escribió su nieto, Christopher A. Karachale, en una carta dirigida a dicha revista.El padre de un amigo, Irving Weining, quien vivió en unas instalaciones de vida asistida en Nueva York, solicitó nueva ropa para su cumpleaños 104, pues deseaba verse atractivo cuando almorzara con "las chicas", actividad que él disfrutó hasta su muerte, a los 108 años de edad.Y la primavera pasada, el Centro de Cuidado y Rehabilitació n en Holstville, Nueva York, hizo alarde de un nuevo residente, Nora Elizabeth Wright, quien iba a cumplir 106 años de edad.Todos estos ejemplos denotan un concepto propuesto en "The New England Journal of Medicine" (Revista de Medicina de Nueva Inglaterra) en 1980 por el Dr. James F. Fries de la Universidad de Stanford: que el vigor adulto puede extenderse hasta bien entrada la novena década de vida, con enfermedades y discapacidades comprimidas en un periodo que precede brevemente a la muerte.


¿QUIÉN VIVE MÁS TIEMPO?


Muchos estudios han examinado los factores que predicen la duración de las vidas de las personas, con un acuerdo casi universal en cuanto a que aproximadamente 35% se determina por genes sobre los que tenemos muy poco o ningún control.El Dr. Nir Barzilai y sus colegas en el Colegio de Medicina Albert Einstein encontraron, por ejemplo, que los individuos "de longevidad excepcional" y una baja incidencia de enfermedades relacionadas con el envejecimiento tienen partículas considerablemente mayores de HDL y LDL en su sangre, característica genética que reduce el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares.Los científicos están en busca de formas para extender vidas saludables a través de la manipulación de "malos" genes, pero ahora existe el potencial de modificar muchos de los factores ambientales que representan el otro 65% de la longevidad. Yo sospecho, además, que a la mayoría de quienes esperamos sumarnos a las filas de los más viejos nos gustaría hacerlo de una manera similar a la de Richard Ibáñez e Irving Weinig: mayormente en buena forma física y mental casi hasta el mismo final."La longevidad es una victoria pírrica si esos años adicionales se caracterizan por una morbidez inexorable a raíz de enfermedades crónicas, discapacidad asociada con fragilidad y una calidad de vida cada vez más baja", escribió el Dr. William J. Hall del Centro Hospitalario Highland para Envejecimiento Saludable, en Rochester, en los Archivos de Medicina Interna, en febrero.


LOS NUEVOS HÁBITOS SON EFECTIVOS


El Dr. Richard S. Rivlin, internista y director del programa de desarrollo profesional sobre nutrición y prevención del cáncer en Weill Cornell Medical College, dijo en una entrevista que nunca era demasiado tarde para adoptar hábitos que pronostican una saludable edad mayor."Aun cuando las medidas que se empezaron a aplicar en las primeras etapas de la vida tienen mayores probabilidades de tener el mayor beneficio sobre la salud", dijo, "la gente de edad mayor nunca debería sentir que darle un nuevo y radical giro a su edad es otra cosa que sumamente efectivo".Agregó que existía clara evidencia en el sentido que las medidas tomadas alrededor de los 70 años de edad podrían contribuir a prevenir "varias categorías importantes de enfermedades, como la hipertensión, males cardiacos, osteoporosis e incluso cáncer". El año pasado en "The American Journal of Clinical Nutrition" (Revista Estadounidense de Nutrición Clínica), el Dr. Rivlin notó que los cambios en la composición corporal, como la pérdida de hueso y músculo y la acumulación de grasa, típicamente acompañan al envejecimiento y pueden afectar la salud en una diversidad de formas: mala postura que afecta la respiración; caídas y fracturas; pérdida de movilidad; tasa metabólica reducida; así como aumento de peso que puede dar origen a diabetes, males cardiacos y de los vasos sanguíneos, aunado a algunas formas de cáncer. Sin embargo, estos cambios en composición del cuerpo, agregó, "no van acompañados invariablemente del envejecimiento" . Se puede hacer mucho para limitarlos e incluso revertirlos, dijo, incluida una reducción de calorías y seguir una dieta con proteína de alta calidad y cantidades limitadas de grasa saturada y el reemplazo de azúcares simples por granos integrales, ricos en fibra.


LA IMPORTANCIA DEL EJERCICIOLa segunda medida de importancia crucial para los "ancianos jóvenes", como les llama él a los septuagenarios, consiste en "hacer del ejercicio de manera regular una parte de su estilo de vida cotidiano", incluidas actividades aeróbicas que elevan el ritmo cardiaco; actividades en las que se cargue peso, que fortalecen músculos y huesos; y ejercicios de estiramiento que reducen la rigidez y mejoran la flexibilidad y el equilibrio. Otra inquietud relacionada con el envejecimiento es una declinación cognitiva, misma que es más probable en personas con síndrome metabólico, un racimo de factores de riesgo modificable que incluye obesidad abdominal, hipertensión arterial, resistencia a la insulina y niveles anormales de colesterol. El Dr. Hall aconsejó que no se siga una actitud de nihilismo terapéutico para la atención de personas mayores con dichos factores de riesgo. "La edad cronológica es un determinante sumamente imperfecto sobre el cual fundamentar la toma de decisiones médicas", escribió.Los comentarios de Hall se fundamentaron en un estudio a lo largo de 25 años por la Dra. Laurel B. Yates, de Birmingham y el Hospital de la Mujer, así como sus colegas de Boston, sobre 2 mil 357 hombres que estuvieron saludables hasta la edad promedio de 72 años de edad, cuando empezó este estudio. De los 970 varones que sobrevivieron cuando menos hasta los 90 años de edad, los principales factores de pronóstico de longevidad que eran modificables fueron no fumar; prevención de la diabetes, obesidad e hipertensión arterial; así como ejercicio de manera regular. "En comparación con quienes no sobrevivieron, los hombres que tuvieron longevidad excepcional llevaban un estilo de vida más saludable, tuvieron menor incidencia de enfermedades crónicas y eran de tres a cinco años mayores cuando se presentó alguna enfermedad", informó el equipo de Boston en febrero, en los Archivos de Medicina Interna. "Ellos presentaron una mejor función física y bienestar mental. Más de 68% calificó su salud en la vejez avanzada como excelente o muy buena, y menos de 8% informó de salud aceptable o pobre". Otros estudios en el largo plazo también han destacado el ejercicio como el factor de predicción más potente por sí solo de la longevidad saludable, tanto en mujeres como en varones. No es que personas muy viejas como Ibáñez puedan hacer ejercicio porque tienen buena salud, indican estos hallazgos. Más bien, ellos alcanzan una saludable edad madura porque hacen ejercicio.
-- AHANAOA A. C.Lic. Nut. Miguel Leopoldo Alvaradohttp://www.nutriologiaortomolecular.org/ http://www.seattlees.com/

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