domingo, 29 de noviembre de 2009


LA ESPERA

Había un verdadero gentío en la sala de espera de un médico.
Un caballero de bastante edad se levantó y se dirigió a la recepcionista.
"Señorita", dijo con suma cortesía, "Yo tenía hora para las diez en punto y ya son casi las once.

No puedo seguir esperando. ¿Tendría usted la amabilidad de darme hora para otro día?"
Una mujer que estaba también aguardando, se inclinó hacía la persona que estaba sentada a su lado y le dijo:
"Seguro que tiene más de ochenta años... ¿Qué será eso tan urgente que tiene que hacer que no puede esperar?"
El anciano que acertó a oír el comentario de la dama, se volvió hacia ella, le hizo una cortés reverencia y le dijo:
"Tengo exactamente ochenta y siete años, señora.

Y ésa es precisamente la razón por la que no puedo permitirme desperdiciar un sólo minuto del precioso tiempo que aún me queda."

Anthony de Mello.

1 comentario:

Gladys Taboro dijo...

Excelente relato para reflexionar acerca de situaciones similares al mismo. Hagamos entre todos mucha fuerza para que aumente día a día el respeto por nuestros mayores.
Gladys Taboro